A Piana le golpearon la puerta de su casa en horas de la madrugada del viernes a punta de cuchillo y golpes lo introdujeron al interior de la finca donde fue golpeado, cortado y torturado. Los ladrones lo conocían como casi todo el barrio que concurría a la finca de calle Lezcano, la última cuadra del pueblo, a comprar huevos.
José Maria Piana era jubilado no era un ganadero, ni mucho menos un acaudalado productor agropecuario, habíamos publicado anteriormente que era un hombre que pretendía gozar de una vida tranquila en el campo. Con mucho esfuerzo tenía guardados sus ahorros y en el barrio se comentaba que cada vez que vendía huevos guardaba celosamente el dinero.
Esto alimentó el rumor de que tenía consigo una suma muy importante, lo que motivó a los autores del crimen de ir a «visitarlo». También dijeron que una mujer que limpiaba la casa había oficiado de «entregadora» nada de esto fue confirmado oficialmente en la investigación.
Pero el dinero estaba en la casa Piana, tenía la suma cercana de 200 mil pesos que los ladrones no pudieron encontrar, pero sí la policía después del crimen. Se presume que los asesinos no lograron que les diga donde estaba el dinero y esto le costó la vida a Piana. Solo se llevaron una bolsa con papeles y documentación.
El trabajo pericial de criminalistica permitió encontrar a los autores tras los rastros que dejaron y la presencia de un automóvil que fue secuestrado. Las ropas, zapatillas y cuchillos van a ser peritados buscando probar científicamente la participación de los sujetos detenidos a quienes señalan como ladrones de poca monta dominados por la adicción a la cocaína.