“La estoy pasando muy mal, todos estos años para mí fueron desgastantes y las cosas siguen igual, la burla es constante y ellos me han difamado por todos lados, pero el tiempo está demostrando que yo digo la verdad”, manifestó la Inspectora que denunció al Director de Tránsito.
El caso
Este caso de una u otra forma tomó estado público en la comunidad de Concordia, en esta oportunidad no nos centraremos específicamente en los aspectos penales o legales ya que en reiteradas publicaciones de El Heraldo se podrá consultar.
Marcela nos brindó una entrevista para contarnos de cerca lo que vivió tras hacer una denuncia a sus jefes, funcionarios municipales de la Dirección de Tránsito. “Fueron denuncias por abuso de la autoridad en lo laboral, acoso sexual; todo sería en contexto de violencia de género”.
Al comienzo de la charla comenzó contextualizando un poco su situación y se refirió a los inicios, “en su momento dejé sentada la denuncia en Recursos Humanos de la Municipalidad, las denuncias internas (por llamarlo de alguna manera) fueron varias”, señaló por las instancias anteriores a las de Tribunales y agregó inmediatamente, “pero por suerte el personal que estaba en el cargo de ese sector, como esto no paraba, me acompañó a los Tribunales de Concordia”.
“De ahí me derivaron al Juzgado Laboral N° 2 donde finalmente me tomaron la denuncia, le conté a la jueza que el que ahora es el Director de Tránsito me invitaba a salir en reiteradas oportunidades, me llamaba por teléfono a altas horas de la noche, en algunas reuniones que transcurrían en tránsito me invitaba a salir, pero para que pasara algo fuera del contexto laboral”, expresó y contó que ella no accedió a este tipo de insinuaciones o peticiones y entonces comenzó el hostigamiento laboral, “te juro que me hizo la vida imposible en el trabajo, recuerdo que a veces pasaba por al lado y me rozaba, me tocaba la mano, obviamente que siempre buscaba lugares en los que no había personas, ejemplo en pasillos… Antes de esto había una buena relación laboral, algo normal, pero siento que él confundió mi amabilidad con otra cosa y luego me castigó por no ceder a todo eso”.
Además afirmó que hubo oportunidades en las que compañeros observaron alguna situación incómoda o fuera de lugar, “pero en estos casos cuando uno es empleado se hace muy difícil acusar a un superior, muchos tienen hijos que mantener, y los entiendo porque mirá todo lo que estoy pasando yo”, expresó.
Ante la consulta intentó explicar cómo fue el abuso de poder, “me removieron del lugar donde trabajaba en ese momento (la oficina) en la que yo ya hacía tareas administrativas y comenzaron a mandarme a lo que se le dice la calle, pero ese no es el problema, sino que tenía que ir sola y a lugares que claramente son peligrosos como en Carretera La Cruz al fondo, o me mandaban a unas calles pero al llegar no había nada y me decían que se habían equivocado, yo tenía que volverme en colectivo desde la otra punta de la ciudad… fueron muchísimas situaciones, pero en definitiva hubo mucho abuso de poder. Y para esto no era necesario que lo hiciera él directamente, a veces la orden llegaba por medio de los encargados de guardia”.
¿Hubo situaciones de acoso sexual?
“Yo denuncié las situaciones de acoso sexual, pero en el juzgado no creen que eso sea acoso, eso me hace pensar que para que me reciban y me crean hay que tener marcas en el cuerpo…”, comunicó con cierto reclamo hacia el accionar de la justicia. “Pero que la justicia no tenga hoy como demostrar estas cosas no quiere decir que no haya existido”, sostuvo su postura.
“En el juzgado laboral está expresado como acoso sexual y abuso de la autoridad en contexto de violencia de género, sin embargo, en el ámbito penal la carátula es desobediencia a la autoridad, porque ellos tenían una sentencia del laboral que les impedía continuar con todo esto y claramente siguió pasando”.
Al contar esto, Marcela dejó claro lo complejo que le resultó denunciar y llegar a una sentencia al menos en lo laboral, pero de todos modos alentó a las futuras generaciones “espero que más y más mujeres nos animemos a hablar y denunciar porque solo así se va a generar un cambio”.
“La sentencia en lo laboral comprobó la violencia laboral y el abuso de autoridad, esto es un antecedente que espero ayude a otras mujeres”.
Si bien la entrevistada en todo momento demostró una postura fuerte, a su vez manifestó la profunda incomodidad, el malestar y hostigamiento que debió y debe pasar luego de esta denuncia.
“A mis hijas les decían tu mamá está loca que los denunció a fulano y mengano, ellos son buenos hombres, o les decían tu mamá es una mentirosa burlándose…”, confesó que no solo ella cargó con las consecuencias.
La vida luego de denunciar
“Haber denunciado fue horrible para mí (no voy a mentir) porque luego de eso tuve que pasar un montón de cosas, me refiero en el ámbito laboral, en el social”, mencionando discriminación, difamación, malestar, teniendo que dejar de asistir a lugares donde tenía una vida social, “muchos siempre me tocaban el tema contándome lo que ellos decían de mí, y después venía la burla, me afectó mucho a la salud todo esto.
“Hoy en día mucha gente se dio cuenta que yo tenía razón y que no estaba mintiendo que la violencia y el maltrato laboral existió. Muchos compañeros que ya no me hablaban se acercaron a apoyarme, y otros no obviamente, pero como todo en la vida.
“Fíjate que de esto no hubo medios que hayan hablado (no me refiero a ustedes), no se publicó, en otros casos de gente que no es ‘conocida’ lo primero que se hace es denunciar y apoyar a las mujeres, en mi caso todo lo contrario.
“Por supuesto que estuve en tratamiento psicológico, la verdad no la pasé nada bien y aún no la paso bien porque a veces siento que nada ha cambiado, que todo sigue igual y bueno ahora a esperar a ver qué pasa en el juicio”, concluyó.