“Te juro que cuando me dijeron que me daban de baja una de las becas, iba en el colectivo y se me caían las lágrimas”, dijo un emocionado Acosta.En 2009 su entrenador Javier Álvarez le consiguió una beca en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), de Buenos Aires. Pero este año se la quitaron y su sueño se derrumbó.
Este esforzado atleta solía quedarse a dormir en el Cenard, pero ya no lo puede hacer y tampoco le dan comida.
Luego de esta difícil situación, su compañera, Rocío Duarte, que es vidente y trabaja en la Federación Argentina de Deportes para Ciegos (Fadec), lo aconsejó para pedir ayuda en las redes sociales.