Sobre el caso, Julieta, hija de Manuel Ortiz, dijo ante cronistas de EL SOL que “mi papá estaba cumpliendo una prisión domiciliaria en un hogar de ancianos porque él tenía 73 años, estaba re frágil de salud pesando 47 kilos, mi papá había sido condenado por un caso de abuso, en los últimos tiempos a mi padre lo habían aislado en el asilo y a mi no me habían avisado, me enteré cuando un día fui a visitarlo y resulta que papá hacía una semana que estaba aislado porque estaba recibiendo tratamiento para tuberculosis”, recordó.
No obstante aclaró que “en el hogar El buen Retiro, en donde estaba por disposición del juez, lo tenían abandonado, lo tenían sin bañar; mi papá ya se murió pero lo que tuve que atravesar no se lo deseo a nadie porque yo lo veía mal, estaba flaco, descompensado temblando y deshidratado”.
Posteriormente Julieta recordó que “un día llego al hogar y me encuentro con que había una orden de derivación a una clínica, a la San José, porque según una médica lo veía divagando y había intentado suicidarse, eso me dijeron” y recordó que “yo pedía que lo trasladaran al hospital Delicia Concepción Masvernat, pero me lo querían dejar internado en esa clínica pero luego lo derivan al hospital porque estaba desnutrido”.
En ese mismo sentido, la mujer dijo que “luego del alta en el hospital lo trasladan de nuevo al hogar El Buen Retiro porque la orden del juez era que debía cumplir la prisión domiciliaria en ese lugar, pero el juez luego dispuso que mi padre tenía que ir a la unidad penal, a pesar de sus condiciones de salud y de que pesaba 47 kilos, en ese estado de fragilidad y con 73 años -reiteró- mi padre vivió 5 días más y se murió el 10 de octubre en la cárcel, según el certificado de defunción, y esto para mi fue una humillación pero esto no va a quedar así porque voy a recurrir a la oficina de Derechos Humanos”.